DEVOCIONAL: Miercoles 17 Marzo 2010


Libro Numeros Capitulo 22: 1-41
Estudio personal de la sagrada y poderosa
Palabra de Dios



1- Mensaje de Dios para hoy:

Bendito soy, porque soy pueblo de Dios. (22:12)



2- Promesa de Dios para hoy:

Dios me evitara hablar por mi cuenta, hablare por la suya. (22:20)



3- Mandamiento a obedecer:

Buscar la orientación de Dios para todo.



4- Aplicación personal:

En este capítulo es tanto lo que esta tratado y de tal importancia para mi vida, que creo firmemente estar muy lejos de poder discernir plenamente los temas que Dios está tratando conmigo hoy, por eso, solo tomare 7 temas, que al día presente de mi vida, han estado en plena y total transformación.

1. (22:3). El temor que Dios ha puesto en las personas que me han visto crecer, y que cuando escuchan, ven, o comentan lo que es vida hoy, dicen, “es otra persona”. Pero aun así prefieren seguir viviendo; en criticas, chimes, y apatía a la palabra de Dios, que acercarse a donde yo me acerque; al trono de la gracia de Dios.

2. (22:6). Muchas veces en estos últimos días me ha tocado tomar posiciones de firmeza y avance, cuando veo actitudes en personas de cierto nivel de liderazgo y posición; que equivocadamente tienen reacciones hacia cosas o personas que no hacen lo que a estas personas les agrada, y en medio de sus actitudes equivocadas, vienen a mi, sea vía miradas o vía palabras, a querer que yo tome un respaldo a su reacción y maldiga yo a la otra persona con una actitud parecida, etc. y es aquí donde Dios me da este verso hoy, (6). Porque Balac quiso que Balaam maldijese nada más ni menos que a un pueblo bendito. Diciéndome Dios entonces, que toda persona, esta próxima a ser bendecida, si acepta a Cristo, por ende, mi deber es hablar de Cristo, no maldecirlas.

3. (22:9). Esta pregunta que hace Dios a Balaam, me habla más de “¿porque estas con esos hombres?” en lugar de “¿Qué varones son estos que están contigo?” lo digo porque Dios todo lo sabe, y el sabia quienes eran esos, mas en lo que a mí se refiere, Dios quiere que yo sepa tomar decisiones a tiempo, para no contaminar mi comunión con Él, por juntarme con gente que vive según el mundo, y rechazando a Dios.

4. (22:12). En este verso me da Dios dos órdenes y una revelación:

a. No mezclarme con gente del mundo, para ir y compartir con ellos los deseos maliciosos de su carne.

b. No levantarme contra un hermano, ni de mi congregación, ni del evangelio. Porque el hecho que ellos se congreguen en diferente lugar que yo, no quiere decir que Dios no trate con ellos. (Moises estaba con Dios en Israel, Balaam estaba con Dios fuera de Israel o en otra ciudad)

c. La revelación (desde mi criterio) es que Dios dice “bendito es” afirmando sin duda alguna la exaltada posición que tenemos lo que fuimos hechos hijos de Dios. Mas como es Dios quien lo dice, y cuando Dios habla, habla en la omnisciencia de su ser, entonces Dios también está diciendo, “esos son los benditos, pero los que te vienen a pedir que los maldigas, son los malditos”. En otras palabras, todo quien pide maldición para alguien, esta maldito en sí mismo.

5. (22:15). Qué difícil es para mí tener que enfrentarme a la persistente actitud, de quienes no conocen a Dios, pero quieren que yo ande con ellos, porque ellos se basan en la simpatía de nuestra relación del día a día, pero yo me baso en el llamado que me hiso Dios a predicar su palabra a toda criatura. El detalle está en que no es a ellos a quien yo tengo que discernir, sino a lo que en ellos se mueve, que son espíritus inmundos, quienes tienen como estrategia de uso cotidiano, el ofrecer a los débiles, las cosas que ellos más les agradan, ejemplo: dinero, carros, mujeres, alcohol, etc.

6. (22:18). Una respuesta que llama a las obras de la buena fe, para ver que tan firme esta esa convicción en mi corazón, es lo que veo en esta respuesta de Balaam “Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová mi Dios para hacer cosa chica ni grande”. No puedo decir que tenia Balaam en su corazón en ese entonces, pero si puedo decir esto: Dios probo su corazón, porque si ya una vez Dios le Dijo que no, porque entonces Balaam vuelve a preguntarse, ¿Qué piensa Dios al respecto?, es entonces donde veo asomarse, lo que en muchas oportunidades me dio también muchos problemas, y es la duda misma de querer hacer algo que está mal, tentado por algo que se ve bien. Mas en Cristo he aprendido a decir no, firme y sin volver a tan si quiera preguntarme, ¿será que diré no la próxima vez? Balaam cometió el error no cuando fue a consultar a Dios, sino cuando volvió a recibir en casa, a quienes ya Dios había rechazado.

7. (22:22). La ira de Dios, que cosa tan difícil de reconocer es ahora eso, porque imagino que yo en tantas veces estuve al frente de la ira de Dios, pero pensé como Balaam, “voy para adelante” creyendo yo, que estoy haciendo la voluntad de Dios, pero Dios seguro de que le he desobedecido en esos momentos. ¡Cuánto necesite una asna entonces!, pero la misericordia de Dios, estaba activa a favor de mi, y aunque por falta de redención en mi vida, (así como en la de Balaam para aquel entonces, porque Cristo no había resucitado, diciéndome Dios entonces que: por la ley, el ángel de Jehová debió matarme, pero por la misericordia de Dios el abrió mis ojos.) la gracia de Dios ya estaba sobre mí, y Dios tuvo que primero usar mis posesiones para hablarme (asna) para luego Él abrir mis ojos y mostrarme que mejor me era escuchar lo que mis posesiones decían (atiéndeme, cuídame, siémbrame, etc. ) que pretender seguir adelante en una actitud que aun no estaba bajo la voluntad del señor. Pero los tiempos de Dios son perfectos, así como su voluntad, poder, amor, unción etc.



5- Texto Rhema:

(Num 22:35) Y el ángel de Jehová dijo a Balaam: Ve con esos hombres; pero la palabra que yo te diga, esa hablarás. Así Balaam fue con los príncipes de Balac.

Nota: cuando Dios quiere hacer algo que tiene un propósito definido, usara lo necesario, para cumplir su propósito, pero si quiero yo estar incluido en ese propósito, debo sujetarme a las condiciones de Dios, y una de ellas es: hacer cosas que Dios me diga que haga (22:20) y decir las que Él me diga que diga (22:35). En otras palabras, hacer todo y decir todo, sin que mi voluntad se asomen porque ella murió en la condición que me sujeta a amar a Dios por sobre todas las cosas.

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