DEVOCIONAL: Miercoles 10 Marzo 2010



Libro Numeros Capitulo 16: 1-50
Estudio personal de la sagrada y poderosa
Palabra de Dios




1- Mensaje de Dios para hoy:

La rebelión política más grande que jamás vi. “porque la vi en mi espíritu”.



2- Promesa de Dios para hoy:

La ira de Dios consumirá con poder, a todo quien murmure contra este su hijo.



3- Mandamiento a obedecer:

No cuestionar la autoridad (16:3)

No juntarme con impíos que no acepten la autoridad sacerdotal (16:34)

Interceder por los perdidos. (16:45)

Hacer expiación como sacerdote, también por mi nación (16:47)



4- Aplicación personal:

Nada más impresionante me había sucedido en toda mi tiempo de estudio de la poderosa, palabra de Dios, como lo que hoy me ha sucedido. Pude ver en mi mente, claramente cómo sucedieron cada cosa, cada evento, desde la rebelión de Coret, hasta la expiación que hizo Aarón mientras simultáneamente a eso ocurría la mortandad de los murmuradores.

Tamaña escena, es tan poderosa que comencé a orar por mí, por mis hermanos, mi nación, mi descendencia. Porque una murmuración puede acabar con la santidad, la obediencia, la paz, la comunión, y comenzar así, exactamente lo opuesto a estas cosas, que son: el pecado, la desobediencia, la guerra, el rechazo de Dios, entre otros.

Por tanto, para que sea en mi vida, un motivo más de la necesidad de estar en línea a la voluntad de Dios, me toca apreciar dentro de todo este mover de Dios; la importancia que Dios le da a la obediencia, no solo a Él, sino a sus escogidos. Porque en este capítulo lo que movió a Dios, a ira, fue que algunas personas, no quisieron estar sujetas a sus ungidos, Moisés y Aarón. Y esto me ha tocado verlo en estos días, donde personas dicen que ellos se sujetan a Dios y no al hombre, porque el hombre no es Dios, eso es una verdad, pero a medias, he aprendido (y lo comparto hoy por aquí), que Dios no acepta a hombre que no se sujeta a hombre, así mismo, Dios no acepta a hombre que no se sujeta a hombre, porque por eso Él dejo su palabra escrita, para que ojos la lean, bocas la hablen y oídos la oigan, solo que no a todos se les he revelado el reino, por ende, son escogidos por Dios los que han de tener la revelación del reino, y así como todo reino bien establecido, tener príncipes que conquisten territorios, con el propósito de establecer colonias leales, y gobernadas por el gobernador y consolador hermoso de mi vida, el espíritu santo de mi rey y señor Dios, Jesucristo.

Fácil fue la actitud que tomo Coret, Datán y Abiram, también los doscientos cincuenta príncipes más que se les unieron, digo fácil porque rebelarse contra la autoridad y buscar derrocarle es la vía violenta del enemigo, pero lo que en realidad hubiese sido poderoso es que ellos, hubiesen clamado a Dios diciendo “señor dame la revelación y orientación en saber si sigo al líder correcto”, pero no lo hicieron, sino que se montaron ignorantemente en el altar de sacrificó, menospreciando su llamado a ser pueblo de Dios para ser consumidos por el fuego de Dios mismo,como animales, asi mismo digo, que si lo malo que aun pueda yo tener en mi corazón, como Dios consumió a Coret, Datan , Abiram, doscientos cincuenta príncipes y catorce mil setecientos de Israel, pues también consumira eso de mi y quemara, para sacar de mi todo lo que no le de gloria, y se quiera revelar contra la autoridad de Cristo. Mi vida está sujeta a Cristo, orientada por su Santo Espíritu, y sustentada por el padre de todo espíritu, Jehová poderoso.



5- Texto Rhema:

16:45 Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento. Y ellos se postraron sobre sus rostros.

Nota: segunda vez en este capítulo que Dios dice esas palabras, solo que esta vez fue tal la ira, que no pudo ni Moisés, ni Aarón hablar, sino hacer, y lo que hicieron fue, activar el pacto, ese hermoso pacto de la expiación, porque gloria sea a Dios que la expiación detiene la muerte, mas gracias sea Dios que se hiso hombre y derramo su sangre por mí, para detener la mortandad de mis generaciones y consagrar mi vida a Él. Bendito el que viene en el nombre del señor.

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