DEVOCIONAL: Miercoles 10 Febrero 2010



Libro Levitico Capitulo 20: 1-27
Estudio personal de la sagrada y poderosa
Palabra de Dios



1- Mensaje de Dios para hoy:

Cosas que en el pasado eran causa de muerte, hoy por ignorancia de estas leyes han venido a ser comunes.



2- Promesa de Dios para hoy:

La abominación del mundo no contaminara mi consagración a Dios.



3- Mandamiento a obedecer:

Seré santo porque mi Dios es santo.



4- Aplicación personal:

Entiendo que para Dios el ser santo no significa solo respetar sus estatutos sino que yo ame, el respetar sus estatutos, lo digo así porque frecuentemente (y en estos días mas) he visto que personas que por obediencia respetan los estatutos y mandamientos de Dios, luego de un tiempo de el enemigo estarles tentando, y susurrando, ellos caen en la trampas y luego el enemigo se burla de su falsa integridad, pero Dios, capaz de perdonarnos y redimirnos, nos vuelve a dar una oportunidad de hacer de nuevo las cosas, solo que las cosas nuevas por venir, tendrán algunos estorbos, que si no son corregidos y reedificados a tiempo, sería un fatal error.

Entonces descubrí que a pesar de todo mi pasado, y temperamento, Dios sigue presentándome delante, no solo sus estatutos; si no la bienaventuranza que significa, no solo respetarlos; si no amar respetarlos, porque cuando yo amo los mandamientos de Dios, no hay tentación que tenga poder de atracción hacia mí, ni palabras engañosas que me tiendan trampas, y mucho menos, prestare atención a susurros malévolos, que pretendan llevarme a la condición de desobediente, y por resultado indefectible a ser cortado del pueblo de Dios.

Mas para lo que es bueno y provechoso es que Dios quiere que yo ame el respetar sus statutos, porque solo asi, vere al enemigo correr cuando yo llegue, no porque yo lo reprenda sino porque mi presencia misma a el enemigo le signifique reprencion. todo por la presencia y santidad de Dios en mi.



5- Texto Rhema:

(Lev 20:26) Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos.

Nota: no es que Dios solo me pide santidad, es que Él me la muestra y me dice “sígueme”

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